lunes, 1 de agosto de 2011

Roman Holiday 1953 "VACACIONES EN ROMA"

Roman Holiday 1953 "VACACIONES EN ROMA"




LA VANGUARDIA (14-12-1954) 
Deliciosa película, fresca, jugosa y sencilla como un cuento, como uno de esos cuentos que, de vez en vez, el cine se complace en narrarnos como si quisiera demostrar de nuevo toda su portentosa capacidad de fascinación, toda su inapreciable facultad de embelesarnos con pequeñas y gratas cosas imposibles, tan imposibles corno la aventura de la princesita que vivió veinticuatro horas de vida verdadera, mezclada con gentes humildes y diversas, dichosa hasta el infinito por lograr sus mejores sueños en un fugaz descubrimiento de la existencia que le estaba vedada, en unas breves y maravillosas vacaciones en Roma. Tal es, en pocas palabras, el asunto de la película. Es decir, el asunto de un cuento de hadas a la moderna donde la bonita princesa y un periodista encontrado al azar de una insospechada circunstancia caminan cogidos de la mano por la fantasía, cabe las ilustres piedras romanas, por las calles doradas de sol, repletas de prosaica actividad poetizada a los ojos de quien sólo puede ver en ellas un puro prodigio del que jamás querría apartarse. La aventura tiene, pues, por su propia naturaleza por la finísima de su realización, cuanto pueda apetecer el mal exigente, y, sobre todo, un aire limpio y refrescante, un tono ingenioso, jovial y alegre donde las peripecias más diversas y pintorescas se encadenan unas a otras hasta dar en las trémulas notas finales, impregnadas de tierna, suave nostalgia, las notas que ponen fin a la leyenda de la infanta que tuvo que volver a su palacio cuando en las campanadas de todos los relojes sonaba la hora del regreso. Sería dificil, y, en verdad, innecesario, enumerar las virtudes sustanciales de «Vacaciones en Roma», delicioso primor de fantasía. Rodada en los escenarios naturales de la Ciudad Eterna, Willian Wyler ha puesto en ella una exquisita sensibilidad y le ha dado un ritmo perfecto y medido, matizado con detalles desbordantes de simpatía y de humor. Guión, escenarios, dirección y tema se funden, así, en una armoniosa suma de calidades, a las que aportan su decisiva contribución Gregory Peck, tan natural y expresivo como siempre, y, particularmente, la preciosa Audrey Hepburn, la triunfadora de «Sabrina», la joven actriz que tiene en su figura, en su rostro y en sus ojos inconcebibles toda la elegancia, toda la dulzura y toda la luz de los mejores mitos cinematográficos, de esos mitos que le dan al cine su más profunda perspectiva de ensueño. Le aguarda a «Vacaciones en Roma» el éxito que se merece y que por doquier le ha acompañado, y sólo quiero decir, para terminar, que la escena donde el corresponsal de LA VANGUARDIA en Roma se presenta a la princesa, junto con los representantes de otros periódicos de todos los países del mundo, es rigurosamente auténtica y en ella intervienen verdaderos periodistas, corno nuestro propio corresponsal. Es la única, también, donde la banda de sonido se conserva en su versión original. No se trata, pues, de ninguna adición del doblaje, como podría suponer el público y lo supuso, en efecto. H. SÁENZ GUERRERO. 





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