Love is a Many-Splendored Thing 1955 "LA COLINA DEL ADIÓS"
LA VANGUARDIA (7.4-1961)
Este film nos produce el efecto salutifero de una corriente de aire puro. Entre tantos filmes con personajes torturados y ambientes sórdidos y tantos westens que le ponen a uno la carne de gallina, este emotivo y romántico idilio, vivido con la exaltación de dos almas sencillas pero fuertes, nos produce una sensación deliciosamente sedante y apaciguadora. En «La colina del adiós», en efecto, el amor no es una cosa sucia ni un sentimiento desviado, sino una fuerza apasionada y envolvente que conmueve dos almas de impulsos normales y limpios. En suma. el amor corno ha sido siempre, ese amor que ha dado motivo a apasionadas historias inmortales, tentó en la literatura como en la vida misma. El idilio. que constituye toda la trama argumental es vivido en un ambiente exótico y, por ende, lleno de fascinaciones que le añaden inéditos y seductores atractivos. La protagonista femenina es una eurasiática —es decir, una mestiza de varón europeo y hembra asiática— que ejerce su profesión de médico en un hospital de Hong Kong, la colonia británica extremo-oriental. A su vez, él es corresponsal de un periódico americano. El idilio tiene ese fondo inquietante que hay siempre en los amores vividos por seres de dos razas distintas. El prejuicio racista de los que les rodean empaña la pureza de esta noble y exaltada pasión y se complace en ir creándoles obstáculos. Y antes de que éstos puedan ser allanados, la tragedia, sobrevenida de un modo inesperado y fulminante. trunca el idilio dolorosamente. Lo que cuenta principalmente en «La colina del adiós» es la interpretación. La labor que realiza Jennifer Jones, tan vibrante, tan encendida de pasión y a la vez, tan espiritual, tan saturada de conmovedora ternura, es de las que pueden ser ofrecidas como ejemplo. ¡Qué serena placidez la suya en las primeras secuencias del film, cuando sólo es una doctora en medicina entregada con ejemplar celo al cuidado de sus enfermos! ¡Y qué torrente de emoción, que alma transida de sentimientos y qué acongojada y trémula angustia en las secuencias finales, cuando el infortunio señala su amor con un destino trágico! William Holden está muy securo en su papel, muy dueño de sus recursos de gran actor, pero la excepcional creación de Jennifer Jones lo eclipsa casi totalmente. Henry King ha realizado el film con esa sencillez sin retorcimientos y ese ritmo sin crispeciones que sólo está al alcance de un gran director. Y para dar a la película —rodada en color— los alicientes máximos, ha paseado esta historia amorosa por los sugestivos escenarios extremo-orientales de Hong Kong, Chunking y Macao. También la banda sonora, excepcionalmente bella y expresiva, presta singular realce al film, — A. MARTÍNEZ TOMAS.

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Thanks for your comment, Paco Granados
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