Shadow of a Doubt 1943 "LA SOMBRA DE UNA DUDA"
LA VANGUARDIA (13-3-1945)
Alfred Hitchcock nos da con esta película una formidable lección de sensibilidad cinematográfica. Desde «Inocencia y juventud» hasta «La sombra de una duda», se puede seguir a la perfección el proceso formativo de Hitchcock que, hoy por hoy, posee el más puro estilo director, la más imponente personalidad cinematográfica de nuestro tiempo enlazando directamente con la mejor época del cinc. Pocas veces, acaso ninguna, hemos contemplado una forma tan asombrosa de dar a los fotogramas tal intensísima profundidad, plasmar en imágenes toda la entraña psicológica de las situaciones, hasta agotar materialmente las posibilidades de expresión. La cámara en «La sombra de una duda» se mueve en un verdadero alarde de sensibilidad, en «travellings» de extraordinaria audacia que descubren, desnudan de todo ropaje externo, el alma de los personajes de la farsa; sobre todo aquel plano en que la cámara va alejándose en grúa de Teresa Wright — en la biblioteca— dejándola pequeñita, ínsignificante abrumadora ante la duda que se hace terrible certeza. Pero no es sólo la maravilla de los enfoques sino también esa constante tensión en que se mantiene el interés, esa emoción que va acrecentándose hasta llegar a los más vibrantes creseendos ese clima de angustia que se condensa a veces en una mirada—: aquel plano de los ojos de Joseph Cotten — o el acierto del desenlace —técnicamente revolucionario —que restalla en el ánimo como un latigazo. Todo en «La sombra de una duda» se une en forma maestra. Ambientalmente tiene muchos puntos de contacto con «Luz de gas», «Rebeca» y especialmente con «Sospecha» — en términos generales coincide también con esta cinta en el argumento — pero las sobrepasa en la densidad emocional de las escenas y, no nos cansaremos de repetirlo, en la soberbia expresividad de la cámara que constituye la más representativa modalidad del cinc moderno y del arte de Hitchcock. Joseph Cotten, cl buen actor que se inició con «Lydia», lleva a cabo una labor perfecta en esta película que lo consagra como un acorde extraordinaria valía. Teresa Wright, que ya nos empezó a enseñar lo que de ella podía esperarse en «Mrs. Minniver», cumple aqui con nuestras mejores suposiciones en un papel que desempeña de un modo magistral, dando a su personaje toda la hondura dramática que requiere— que es mucha—. Un buen número de artistas completan el reparto del que destacan Macdonald Carey, Patricia Collinge y Fumé Croriyn. H. SÁENZ GUERRERO

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