Bonjour Tristesse 1958 "BUENOS DÍAS TRISTEZA"
LA VANGUARDIA (28-12-1962)
«Bon jour tristesse» es la primera y a nuestro juicio. la mejor de las de Francoisé Sagán. La publicó en 1954, cuando sólo tenia 18 años. Fue una sorpresa, que asombró al mundo literario. El libro respira sinceridad, fuerza emotiva y ruido erótico muy superior al que es presumible en persona tan joven. Es también un caso sorprendente de facilidad literaria y vigor expresivo. En una novela que, tipográficamente, es poco más que un folleto, la Sagán resume una historia más densa que la que cualquier otro hubiese podido contar en cuatrocientas páginas. El éxito del libro fue de clamor, y se explica que el cinc se apresúrase a hacer de ella una película. El proceso, de gestación, fue largo. Casi tres años transcurrieron antes de que estuviese concluida para llegar a nosotros se han necesitado tres o cuatro años más y un importante cambio en las orientaciones de los organismos, de censura. No conviene ocultar que la trama de «Bon jour tristesse» es escabrosa. Una muchachita de 17 años vive sola con un padre rico, frivolo, mujeriego y despreocupado. Con un erróneo sentido de la indulgencia paternal, Raymond quiere hacer de su hija casi una camarada. Y como es un cínico —y tal vez un cínico inconsciente—la incorpora a su vida nocturna, la lleva a lugares peligrosos y no le esconde sus devaneos eróticos. Este clima moral hace que entre ellos se crac una, confianza y un intimismo que roza lo incestuoso. ¿Pero cuántos asuntos no menos escabrosos conocemos de la vida real? Cerrar los ojos ante ellos no es suprimirlos. El neorrealismo europeo y americano, y el existencialismo sartriano se ha nutrido casi exclusivamente de estos asuntos fuertes, dramáticos y oscuros, que ya encontramos, por otra parte, en la tragedia antigua. Otto Preminger ha dulcificado la crudeza erótica de «Bon jour tristesse» dónde le ha sido posible. No ha querido seguir a la escritora por la senda escabrosa. sino por la más plácida, aceptable y normal que exige toda obra destinada al vasto público del cine, no todo él preparado para los frutos ácidos. Con lo cual, la historia, sin perder nada de lo esencial. queda más al alcance de todos los gustos. La labor de Preminger, el gran director al que debemos «Éxodo» y «Anatomía de un asesinato», no es sólo eficiente y expresiva, sino de una belleza y una cadencia narrativa que acreditaría a este realizador, si éste no estuviese ya harto prestigiado. Uno de los más originales aciertos de Preminger ha sido el de alternar las secuencias en blanco y negro con la de color. Todas las que se refieren, al presente, han sido filmadas en blanco y negro. Las retrospectivas, en cambio más numerosas y brillantes, en color dar claridad a esta historia tan densamente nutrida de incidencias no era tarea fácil, pero Preminger ha logrado en este aspecto algo extraordinariamente sencillo y transparente como agua de puro manantial. La interpretación ha estado a la altura del arduo empeño artistica. La actriz franco americana Jean Seberg está sencillamente prodigiosa en el papel de la protagonista. David Niven es, a su vez, un fiel, trasunto del padre frivolo, etílico y mujeriego, y Deborah Kerr crea una figura excepcionalmente trémula, patética dramática en el papel de «Ann» Por su parte, Myléne Demongeot está muy inteligente en un papel que exige que no lo parezca, y Walter Chiari cumple con gracia una corta misión. --A. MARTÍNEZ TOMAS.

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