The African Queen 1951 "LA REINA DE ÁFRICA"
LA VANGUARDIA (8-10-1952)
Época: septiembre de 1914, recién comenzada la Gran Guerra; lugar: una misión religiosa británica en pleno corazón del áfrica Oriental alemana; protagonistas:, la hermana del pastor muerto, porque también hasta él llegó la guerra, y un mecánico, patrón de un mísero barquichuelo; asunto: la odisea de está pareja empeñada en atravesar por vía fluvial las posesiones alemanas para llegar a la colonia inglesa más próxima y, de paso, dentro de sus posibilidades, combatir también contra el enemigo. Como puede comprenderse mediante tan someras indicaciones, lo substancial de la película es el hecho de que toda ella, se monta en torno a dos únicas figuras, embarcadas en una misma aventura y perdidas en el inmenso escenario de un río africano. Este escenario, resulta especialmente idóneo para que el accidentado viaje cobre variadas perspectivas y quede ilustrado con estampas fuera de texto, por decirlo así, que recogen unas veces la zambullida de los cocodrilos, otras los descomunales bostezos de los hipopótamos y siempre magníficos, panoramas que un tecnicolor excepcional pinta en la pantalla con tonos verdaderamente afortunados. En tal aspecto, «La reina de África» aparece realizada con una maestría de muy alto signo y, por supuesto, el contorno ambiental de la acción y las incidencias de todo orden que en él se inscriben contribuyan de una manera señalada a amenizar una historia que de otro modo hubiese sido dificil extraer de la monotonía. Sin embargo, lo fundamental y lo más admirable de la película se halla en sus dos protagonistas: en la tímida, angulosa y puritana mujer cuyo mundo y cuya vida se vuelve del revés en unas horas; y en el rudo, abandonado e indiferente «barquero» que acaba sumido en unos deliquios sentimentales que no en la inacabable navegación por el río, unas veces plácido y lírico; otras, proceloso y traidor; barquichuelo a que no falten a bordo del desvencijado vapor; hay lugar para peripecias más o menos espectaculares, más o menos dramáticas, hasta, llegar a un epílogo en el que tal vez se abuse de la imaginación y de los convencionalismos. Entre aquéllas, empero, se desarrolla la anécdota estrictamente humana, de calidades extraordinarias, que triunfa y domina sobre el conjunto no sólo por la interpretación ya elogiada como merece, sino por el acierto con que se describe la circunstancial y forzada vida en común de personalidades tan dispares, venero de graciosas escenas que el espectador ríe de buena gana. «La reina de África» es, pues, un film entretenido y de finísimo sentido humorístico; tan acusado, que cuando se toca la nota dramática no suena como es debido; o, por lo menos, así ocurre en la secuencia anterior al desenlace. Aquella virtud esencial de entretener, es, en buena parte, fruto de la dirección, excelentes habilidades que hubiese podido soñar jamás. La evolución psicológica de ambos personajes — ella, Katherine Hepburn; él, Humphrey Bogart—es, a nuestro juicio, la suprema gracia de la cinta y si bien és cierto que justamente ha merecido Humphrey Bogart el «Oscar» a una interpretación que, por sus matices, por su expresividad, resulta literalmente sorprendente tratándose de quien se trata, no lo es menos que también Katherine Hepburn era acreedora de otro «Oscar», porque bien lo vale su «Rose», una figura femenina dibujada por el rostro y los ojos de esa gran actriz con la más exquisita sensibilidad. como suya, de John Huston, que ha resuelto con total perfección técnica y artística el problema de presentar ante el espectador la. simple historia de un hombre y una mujer en el reducido marco de un barquichuelo, sin que tan reducidos elementos lleguen a parecer monótonos. H. SÁENZ GUERRERO

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Thanks for your comment, Paco Granados
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