miércoles, 3 de agosto de 2011

All About Eve 1950 "EVA AL DESNUDO"

All About Eve 1950 "EVA AL DESNUDO"





LA VANGUARDIA (25-12-1951) 
Tal vez por pura discrepancia de gustos, por apreciaciones cuyo signo puede variar también los meridianos espirituales donde se sitúe; tal vez porque los concursos cinematográficos de Hollywood suelen galardonar obras sensacionalistas pero vacuas, echas sobre recetas tan eficaces como convencionales, los premios de la Academia de Ciencias y Artes cinematográficas están distinguiendo películas que, entre nosotros y entre los demás, no se han destacado de una manera especial ni han adquirido con ellos el pasaporte a las antologías. Por estas razones, una producción que ha merecido más «Oscar» que ninguna otra, no deja, «a priori», de permitir la floración de ciertos roles, esto nos ocurrió ál seguir la estela de «Eva al desnudo», e1 film que en este mismo 1951 recibió un «Oscar» a la mejor película del año, otros dos, para el argumento y la dirección de Joseph L. Mankiewicz, otro a Darryl F. Zanuck, su productor; otro a George Sanders, uno de sus protagonistas; otro a Rostir Hermán, por él mejor sonido, y otro a Charles le Maine y Edith Head por el mejor vestuario. Todo ello sin contar con que Bette Davis, Makiewicz, Zanuck, Anne Baxter y Celeste Holm ya eran afamadas coleccionistas de idénticas recompensas. Todas nuestras vagas prevenciones y al ver «Eva al desnudo» hemos apreciado el acierto de la Academia y lo justo del éxito que ha acompañado por doquier a esta película. «Eva al desnudo» sorprende, por lo pronto porque no desvela, ni pretende hacerlo una sola originalidad formal. Es mas, toda ella está realizada de acuerdo con una técnica conocida, utilizada muchas veces y, aparentemente, pasada de moda. No falta ni la otrora sensacional innovación del relato retrospectivo que uno de los personajes efectúa contándonos la historia de Eva, la historia de su triunfo brillante, ambicioso, vivaz y sugestivo del Broadway neoyorquino. No falta tampoco un diálogo caudaloso y dominante, una composición de técnica perfectamente normal, sin audacias espectaculares, y en suma cuantos elementos hacen. de «Eva al desnudo» una obra perfectamente clásica. Los motivos de un triunfo no son otros, pues, que la fabulosa inteligencia con que se han utilizado tales elementos, innovando su más íntima substancia ya que no su sentido material, la calidad sencillamente de una interpretación, en el que el director, siempre seguro y certero, juega a las cuatro esquinas de una perfección incesante; y la inevitable fascinación de un asunto cargado de finísimos matices, desarrollado con mil variantes comediográficas, humanas, satírica y dramáticas. En «Eva al desnudo» asistimos al sinuoso proceso de formación de una «estrella» del teatro, la joven, candida y servicial, Eva que, admitida en la intimidad de Margo, una actriz en e1 pináculo de su gloria, tejerá la tela de araña de unos maquiavelismos perfectamente femeninos atraída por una tremenda ambición, por el teatro y de su gloria, En su turno el autor, y director de escena, el empresario y el crítico —un crítico sui géneris calcado seguramente de alguna realidad norteamericana componen simbólica del cosmos teatral en que la película nos de distinta profundidad, aparecen y desaparecen en infinidad de figuras que acaban de dar forma al cuadro y sus relación trata por tanto, de una cinta «de actores» principalmente, y pocas veces este valor sobre entendido alcanzó una categoría más rigurosamente excepcional. Bette Davis, brilla como nunca en un personaje de soberbias proporciones dramáticas, modeladas a través de una admirable curso de arte dramático; su personaje, en el que se funden pasiones de toda índole, queda definido mediante una expresividad pasmosa en la que los rasgos teatrales, grandilocuentes, afectados de la psicología de «Margo», tan entrañada de teatralidad, van diluyéndose en progresivas gradaciones hasta darnos la figura en toda su realidad cordial. Anne Baxter mantiene con ella un apasionante duelo en la que, a la postre, no hay vencedores ni vencidos, porque a la experiencia de la una corresponde la impar ductilidad de la otra; porque la violencia, al fuego y al brío de Bette Davis se opone a la estudiada contención de Anne Baxter, condenada a ocultar durante todo el film las pasiones que la devoran. La tercera figura femenina corresponde a Celeste Holm en un papel de amiga y confidente que engrana a las mil maravillas con sus condiciones de actriz ponderada y minuciosa. Los protagonistas masculinos corren a cargo de George Sandeirs en un tipo refinado y descrito con tremenda penetración; Gary Merrill, Hugh Marlowe y varios otros, dirigidos por Mamkiewicz con acierto insuperable y el mismo que distingue las restantes tareas que ha, cargado sobre los anchos y poderosos hombros de su talento, al que cabe atribuir la calidad definitiva de «Eva al desnudo», película que no deja punto de reposo al espíritu del espectador, unas veces por las mil sugestiones e ironías que cruzan el desarrollo del asunto; otras, por el encaje de matices finísimos que surgen a cada paso; y otras por e1 incesante centelleo de unos diálogos en los que, pese a las dificultad de la traducción, se observa una gran brillantez literaria de concepto y de expresión. -H SÁENZ GUERRERO 





2 comentarios:

  1. Maravillosa película, de lo mejor de Bette Davis. Joseph L. Mankiewicz en estado de gracia. Titina

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