La Perla 1945 "LA PERLA"
LA VANGUARDIA (22-11-1949)
Dos películas bastaron para hacer famoso a Emilio Fernández. Para comprenderlo y percibir las perspectivas que aportaba a la estética y al sentimiento de un cinema perdido en el dédalo de sus propias claudicaciones bastó menos aún: fueron suficientes unos exactos planos. «La perla» reitera hoy la fuerza tremenda de su personalidad, la profunda emoción de su ideario y de su estilo. Quedan lejos, abanderados a su misma vaciedad, virtuosismos y retóricas; en esta cinta, la sabiduria de retornar a lo eterno, a la simplicidad madre de las pasiones elementales, da él triunfo de nuevo al gran realizador mejicano que respecta a la imagen. ha sido preciosa la colaboración de Gabriel Figueroa, cuya labor confiere a «La perla» el carácter de una verdadera obra maestra fotográfica, repleta de bellezas y cargada de poderosisimas sugestiones plásticas en las que el drama adquiere formas visuales de incomparable vigor. Por otra parte, la ordenación cinematográfica que se ha dado, a la novela de Steinbeck— diriase que pensada y hecha a la medida de Emilio Fernández—es todo un ejemplo de precisión de cálculo dramático, de pureza de estilo a la que puede encontrarse antecedentes, pero no superaciones. La historia del indio que al hallar la perla fabulosa halla también su desventura. que desata en su torno sin saberlo siquiera la avaricia maldita del hombre Manco, narrada con un ritmo grave punzante de presagios. Sobre los protagonistas— que tienen siempre ante sí a la indiada hermética, a la manera del coro clásico—se cierne la sombra helada de un aciago destino en pos del cual marchan fatal, irremediablemente. Y asi el clima trágico del film llega a cimas sobrecogedoras de incontenible dramatismo, como la huida a través de las marismas y de las llanuras calcinadas, atroz éxodo en el que se subliman los mejores momentos, de esta cinta excepcional. No ya un análisis, sino una somera exaltación de cuantos valores contiene la película o unas citas de sus fragmentos más notables nos llevaría a extendernos excesivamente humanos. pues, a esa insuperable trilogía Fernández-Figueroa-Steinbeck. el nombre de Pedro Annendáriz, el actor más clara y reciamente cinematográfico de nuestras días, el único capaz de vivir en todo su volumen patético y humano la figura del indio «Kino», y con él cerraremos el circulo de la suma de colaboraciones que ha hecho a «La perla» lo que es no olvidemos, empero, la sumisa expresión de María Elena Marqués: en un papel sin palabras casi, y los perfiles de cuantas, en mayor o menor proporción, intervienen en la película, ya que también a ellos corresponde una parte del triunfo.- H. SÁENZ. GUERRERO.

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