domingo, 31 de julio de 2011

To Kill a Mockingbird (1962) MATAR UN RUISEÑOR

To Kill a Mockingbird (1962) MATAR UN RUISEÑOR


LA VANGUARDIA (15.10.63) 
Esta historia del sur de los Estados Unidos, extraída de una novela de Harper Lee, no está marcada por los extremos de violencia de otros relatos de escritores norteamericanos frecuentadores de la misma temática. Harper Lee es una mujer, y esto explica probablemente que sea mucho más sensible a ciertos aspectos de la vida en el Sur que desdeñan otros escritores, como Faulkner o Tennessee Williams, pongamos por ejemplo. En «Matar un ruiseñor» hay mayores caudales de sensibilidad y menos paroxismo, más ternura y menos salacidad. Aunque la historia no aleja dé tener sus aspectos escabrosos—se trata del proceso de un negro al que acusan de haber abusado de una muchacha blanca—lo erótico es menos ostentoso y la brutalidad adquiere extremos menos explosivos. En el centro de la historia se encuentra— como en la propia vida del Sur el problema racial. Si el acusado no fuese un joven negro, la narración no adquirirla sus derivaciones odiosas ni su fuerza eruptiva. Pero tratándose de un negro, en Alabama, Estado en que transcurre la acción de la película, todo se exalta. complica y dramatiza. El relato ha sido llevado a la pantalla por Robert Mulligan con el mismo tono de ponderación y de cautela de la novela de Harper Lee. El problema central. tan explosivo, lo expone Mulligan de un modo discreto, a cuyo efecto lo incluye en un conjunto de anécdotas que amortiguan su dramatismo y que dulcifícan su aspereza. El protagonista del film es un abogado que se encarga de la defensa del muchacho negro. Este abogado es un hombre sencillo, que vive sin complicaciones y sin más ambición que la de criar y educar a sus hijos, dos tiernas criaturas verdaderamente encantadoras. La paz de su vida se enturbia cuando asume la defensa del joven procesado de color. El caso no es nuevo, porque no sólo el cine, sino también la prensa nos relatan a diario casos parecidos. Los intransigentes racistas del Sur se distinguen por su brutalidad, su saña vindicativa y su inclinación a la acción directa. Esto explica que el energúmeno de tuno conciba la idea monstruosa de tomar represalias contra el joven abogado, vengándose en sus hijos. Mulligan ha obrado cuerdamente al no extremar las aristas hirientes de la historia ni hacer más repelentes los pasajes escabrosos. En lo posible ha procurado esquivar lo extremoso, pero sin regatear nada de lo que es interesante. La descripción de la vida en el pequeño pueblo de Alabama, en que la acción transcurre, ha sido realizada de mano maestra En esta parte del film sc hace intervenir activamente a un grupo de tres niños sencillamente deliciosos. Son tres criaturas llenas de seducción, de gracia infantil, que se desenvuelven ante la cámara con increíble soltura. Sobre todo la pequeña Mary Badham. una niña de nueve o diez años, es un puro prodigio de simpatía y de fina intuición. Gregory Peck no alcanza en cambio, a nuestro juicio, el punto de excelencia exigible a un actor tan famoso. Aunque siempre se comporta con un soberano dominio de su arte. hay momentos en que a fuerza de querer ser «natural» está inexpresivo...—A. MARTINEZ TOMAS. 




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