The Merry Widow 1952 "LA VIUDA ALEGRE"
LA VANGUARDIA (18-4-1954)
Pese a qué se diría que la opereta es algo que se ha quedado a trasmano de nuestro tiempo y de sus apetencias, resulta indudable que alguna de las pinas maestras del género, como «La viuda alegre», disponen todavia de un remanente de capital que no se agota así como así, y mucho menos cuando el cine actual se propone ponerlas «al día» en el terreno que le es propio: en el de la técnica consumada, el tecnicolor fastuoso y la espectacularidad constante. Sobre este trípode se apoya la novísima versión de la mala conocida obra de Víctor León y Leo Stein con música de Franz Lehar, cuyo libreto primitivo ha sido modificado en cuanto se ha creído conveniente con el fin de modificar su linea cómica, aunque subsista su forma original y sus principales lances cantados y hablados. Si se hace un esfuerzo, como es preciso hacerlo, para olvidar el recuerdo de las anteriores ediciones del mismo terna y concretamente la de Jeannette Mac Donald y Maurice Chevalier, con la que la cinta de ahora presenta importantes diferencias de matiz y de estilo, llegaremos a la concreción de que «La viuda alegre» de Curtis Bemhardt es una revista musical cargada de incentivos visuales y auditivos que le ganarán sin duda el favor de los grandes públicos, a quienes satisfará también el acento sentimental con que se han unido las figuras de «Missia Palmieri» y el «Conde Danilo» a partir de la segunda mitad de la proyección. Estos protagonistas han sido confiados a dos comediantes de tanto «gancho taquilleros—valga laexpresión—, como Lana Tumor y Fernando Lamas. No llegaremos a decir qué ambos, pero sobre todo este último. sean para nosotros los artistas idéale de «La viuda alegre», mas resulta evidente la belleza magnifica de Lana Turner y sus mismos recursos interpretativos y de representación, qué quedan realzados por un vestuario esplendoroso. únicamente comparable con la suntuosidad —ironizada con gracia en algunas secuencias—de los decorados. Los factores de indumentaria y escenografía son así un persistente derroche de lujos y oropeles que el tecnicolor pinta con los más rutilantes tonos de su paleta. También se dan, claro está, números de coreografía muy vistosos —singularmente el «can-can» de «Maxinis—, las consiguientes ejecuciones musicales y los cantos de rigor, cuyas melodias vuelven a nuestros oídos con el mismo encanto así siempre. En las partes cantadas, y empero, «La viuda alegre» ofrece la sorpresa de haber sido dobladas las voces en castellano, innovación realizada con gran acierte y acopio de medios - -los coros del Liceo entre otros— que representa un esfuerzo extraordinario, aunque no parece preciso si los cantantes del original inglés estaban a la altura del resto del film, cosa que ignoramos pero que presumimos. -U. S. G.

.jpg)

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Que te parece el blog.