Woman Obsessed 1959 "LA MUJER OBSESIONADA"
LA VANGUARDIA 827-1-1960)
Película de complejos, con un fondo de ensayo psicoanalistico y un clima fisico y moral de un interés apasionante, «Una mujer obsesionada» es una de esas cintas concebidas a la medida de Susan Hayward, que es su principal protagonista. La gran actriz que está, sin duda, en su mejor momento, es la qué impone a los realizadores que dirigen sus fí 1ms el sentido y el módulo. Se hacen peliculas a su hechura, como se le hacen también a la Brigitte Bardot, pero no porque ella sea incapaz de adaptarse a las más diversas situaciones, sino porque sería un error importante no aprovechar las excepcionales cualidades de esta gran actriz en aquellos papeles que mejor concuerdan con su sentido, artístico y su psicología. «Una mujer obsesionada» es, como ya hemos dicho, una cinta en la qué juegan un papel importante su grandeza, lo substancial de ella es el trasfondo sutil de los personajes, es decir, la tranquila y fuerte femineidad de la figura que encarna Susan Hayward y la complicada y extraña a la que da vida, con un sobrio vigor, Stephen Boy. En una granja aislada entre los enormes bosques del Canadá, una mujer que acaba de enviudar a consecuencia de un trágico accidente, vive con su pequeño hijo al que idolatra. Un hombre que trabaja en la granja más por devoción a la granjera que por el dinero; logra alcanzar su amor y con el amor su mano. Pero a partir de este instante surge un dificilísimo conflicto emocional entre el niño, tan ciegamente adorado por su madre, y el padrastro. La causa arranca de un lejano complejo que le tortura la vida dé este último desde hace algún tiempo. Este hombre, de reacciones elementales aparentemente, creé que el niño es un cobarde, de un drama rural, de una de esas y la cobardia le parece la mayor historia, en las que los ásperos paisajes abominación en medio de aquella naturaleza del continente americano prestan su raleza áspera y violenta en la que sólo sobreviven los más fuertes. Lo menos atinado de la cinta nos parece el final, que a fuerza de querer ser sonrosado, choca con la fuerte tensión dramática sostenida hasta entonces. Pero dentro del esquema psicológico si que se ajusta la película, tiene tal vez su justificación. Susan Hayward, no hay que decirlo, está insuperable, si bien la figura que encarna no le permite alcanzar las cumbres de acierto que en otras recientes cintas suyas. Pero confirma sus excepcionales cualidades de actriz. Stephen Boy es un actor vigoroso, que le da la réplica muy expresivamente a su famosa «partenaire». Uno de los atractivos mayores del film es el lugar en que ha sido rodado. La visión de ese rincón de la grandiosa floresta canadiense es sobrecogedora, y el tono de la vida a que se ven obligados quienes viven en ella tiene una fuerza de atracción más que sugestiona. —A. MARTÍNEZ TOMAS.

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